Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) han transformado las formas de aprendizaje con la creación de escuelas virtuales con las que es posible estudiar desde el hogar o el lugar el trabajo, y esto presenta nuevos retos para los estudiantes.
Las etapas por las que ha pasado la modalidad abierta y a distancia son:
- Enseñanza por correspondencia. El material se recibía impreso mediante servicio postal y el alumno no tenía ningún tipo de apoyo extra.
- Enseñanza multimedia. El aprendizaje era mediante teléfono, televisión y recursos audiovisuales; el material incluía material impreso, audiovisual y electrónico.
- Telemática. Se combinaban las telecomunicaciones y medios educativos multimedia.
- Enseñanza colaborativa basada en Internet. Los recursos, tanto sincrónicos como asincrónicos, pueden ser enviados por la web.
La etapa 4 permite el surgimiento de la educación en línea y da lugar a un cambio trascendental: el alumno – dependiente del docente – se transforma en un estudiante quien es autogestor de su aprendizaje, mientras que el docente es un guía y facilitador.
Las características del estudiante son:
- Actitud proactiva.
- Compromiso con el propio aprendizaje.
- Conciencia de las actitudes, destrezas, habilidades y estrategias propias.
- Actitud para trabajar en entornos colaborativos.
- Metas propias.
- Aprendizaje autónomo y autogestivo.
Los retos del estudiante en línea son:
- Dejar atrás el aprendizaje dirigido.
- Evitar memorizar y repetir el conocimiento.
- Dejar atrás los entornos competitivos.
- Gestión y administración del tiempo.
- Destrezas comunicativas.
Existen algunos falsos mitos alrededor de la educación en línea como:
- Estudiar en línea es únicamente estar en la computadora y ya.
- No es necesario leer, solamente hay que copiar y pegar información de Internet.
- Puedo dejar de estudiar en cualquier momento.
Los elementos fundamentales para estudiar en línea son aplicar estrategias y acciones que permitan autogestionar el aprendizaje, crear un compromiso consigo mismo y desarrollar la comprensión lectora; pues el verdadero aprendizaje no se basa en consumir ideas o información, sino en apropiarse del conocimiento.